La guerra de Troya (3): la contienda y Aquiles.

La guerra fue terrible... Diez largos años sembrados de muertes y batallas. Ya desde el principio, cuando los griegos desembarcaron en las costas de Troya, mostraron que no iban a dejarse vencer fácilmente y lograron que los troyanos se refugiaran detrás de sus murallas.

La tensión llegó a ser tan grande que el rey Menelao decidió jugárselo todo en un combate a muerte con Paris, de forma que el ganador se quedaría con Helena. El duelo se siguió con expectación y total silencio, de forma que griegos y troyanos dejaron incluso de respirar cuando Menealo logró herir gravemente a Paris en un muslo... y ya se preparaba a hacer el embite final cuando los troyanos se abalanzaron sobre su héroe y consiguieron protegerlo tras las murallas de la ciudad.

Con el tiempo, ambos bandos quedaron equilibrados y sólo un hecho precipitó el final: Agamenón reclamó al temible Aquiles que le diera a su esclava Briseida. Esto provocó la cólera del héroe, y herido en su orgullo, decidió retirarse del combate, permaneciendo en su tienda. Esto fue terrible para el bando griego, pues Aquiles era el que infundía valor entre ellos...

Patroclo, su más fiel y querido amigo, se acercó a la tienda para hablar con él y hacerle entrar en razón...


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