Las aventuras de Hércules (13): capturar a Cerbero.

Para su último trabajo Hércules necesitó la ayuda de Hermes: tenía que capturar al Can Cerbero, bajando al mundo de ultratumba. La tarea parecía imposble, ya que los reyes del inframundo habían establecido que no se le pudiera capturar con las manos. El monstruo, además, tenía una cola de serpiente y tres cabeza de perro que siempre estaban alerta.

El dios Hermes le escoltó durante la travesía del Estigia y le presentó a Hades, rey de los muertos. Hércules le explicó su situación y se le permitió llevárselo en préstamo si era capaz de cumplir el hechizo: capturar al perro sin las manos y sin armas, ya que lo necesitaba vivo al otro lado de la puerta de su reino.

Hércules -que ya estaba un poquito harto de trabajos, admitámoslo-, se quitó la piel del león de Nemea que le cubría y se la lanzó a Cerbero. Usando su portentosa fuerza, estrechó con ella al animal y se lo llevó a Tirinto. Cuando el rey Euristeo lo vio -dicen que le produjo tanto terror que escondió su real figura en una tinaja-, lo devolvió de nuevo al reino de los muertos.

El héroe había cumplido las pruebas que se le habían impuesto: su culpa estaba ya borrada, de forma que se alejó del reino de Euristeo para vivir otras aventuras... Incluso llegó a casarse con Deyanira y reconciliarse con la diosa Hera, como puedes leer aquí.

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