El nacimiento de Apolo y Ártemis.

El momento del parto es para algunas mujeres un tiempo especialmente temido o peligroso. No lo fue menos para algunas divinidades griegas.

Así, la titánide Leto se las vio y deseó para encontrar un sitio donde dar a luz a sus mellizos, Ártemis y Apolo, ya que Hera, llena de celos -el padre de los pequeños era, cómo no, su esposo Zeus-, envió a Ares y a Iris (su mensajera especial de toda confianza) a advertir a todos los lugares de la Tierra que no recibieran a la amante de su marido, impidiendo así el parto. Pero la isla de Delos se resistió a las amenazas de Hera y permitió a Leto acudir allí.

Hera se enteró de esto, y acudió rápidamente, persiguiendo a Leto... Ártemis fue la primera en nacer, e inmediatamente se puso a ayudar a su madre para que naciera su hermano Apolo -por eso ella es la diosa que ayuda a las mujeres en el parto-, cosa que ocurrió un día después.

Algunos dicen, además, que Poseidón tuvo que intervenir, ya que Hera había decretado que Leto no podría dar a luz en ningún lugar donde llegaran los rayos del sol. De esta forma, el dios de los mares ayudó a sus sobrinos a nacer, tapando a Leto con sus olas, creando así la oscuridad necesaria para que nacieran.

  • Una explicación sobre los dioses del Olimpo, aquí.
  • Genealogía de los dioses griegos, aquí.

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