El Tratado de Tordesillas.

En 1479 castellanos y portugueses firmaban el Tratado de Alcaçovas, dirimiendo de este modo la posesión de las tierras canarias. En 1456 la bula Inter Caetera había otorgado los territorios conquistados en el Atlántico a Portugal.

El nuevo tratado trazaba un paralelo a la altura del archipiélago canario, dejando a los castellanos las tierras por explorar al norte de este, y para los portugueses, la zona del sur, permitiéndoles así vía libre para continuar la exploración de la costa africana.

Pero casi nadie contaba con que la empresa de Colón, financiada finalmente por la reina castellana, pudiera llegar a tan buen fin como parecía. En 1493 surgía, así, un nuevo problema dipolmático: ¿de quién eran los nuevos territorios encontrados por el navegante genovés? Los Reyes Católicos consiguieron el apoyo del Papa español Alejandro VI, que les concedió, por medio de otras dos bulas, los territorios conquistados por Colón, siempre que no pertenecieran ya a otros príncipe cristiano -de esta forma, quedaban protegidas las conquistas previas portuguesas. Una línea imaginaria trazada a cien leguas al oeste de las Azores sería el límite: la parte occidental para Castilla, la oriental para Portugal.

El 7 dejunio de 1494 se firmaba el acuerdo definitivo en la ciudad vallisoletana de Tordesillas. El nuevo tratado era más favorable a las pretensiones portuguesas de Juan III, pariente de la reina castellana: la línea anterior se desplazaba hasta las 370 leguas al oeste de las Azores. Se mantenía la división anterior entre Castilla y Portugal, pero esta vez el país vecino conseguía arañar una pizca del continente americano en la futura zona brasileña.

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