La Infanta de Las meninas.

Hace unos días estuve con mis alumnos de 4º de ESO en el Museo del Prado, en Madrid: una visita más o menos rápida, cuasi tradicional ya y obligada por lo de "escolar". Como no pude resistir a mi particular tentación, un nuevo marcapáginas se ha agregado a mi colección tras la visita: la imagen de la Infanta Margarita de Austria, personaje central del cuadro de Las meninas o La familia de Felipe IV, del genial Velázquez

Margarita María Teresa de Austria (1651- 1673) fue la segunda hija de Felipe IV, pues ya tenía otra, la Infanta María Teresa, de su matrimonio anterior con Isabel de Borbón. La madre de Margarita fue Mariana de Austria, archiduquesa de Austria, sobrina de Felipe IV, regente de España y uno de los personajes de mayor importancia política de mediados del s. XVII. El nacimiento de esta niña casi le valió la vida a su madre, tras un día entero de duro parto, del que se recuperó casi tres meses después, y el disgusto de su padre, que no tenía heredero varón todavía; acabó siendo, sin embargo, la hija favorita del rey.

Posiblemente, lo más importante de la vida de la Infanta Margarita fue la cuestión de su matrimonio, que se convirtió en un asunto de Estado. Aunque en España eran sus hermanos varones los que tenían preferencia en asuntos de herencia dinástica, las mujeres mantenían sus derechos hasta su boda y se convertían, así, en piezas fundamentales en el juego político, pues transmitían los derechos sucesorios a sus hijos a hijas. En este caso, el matrimonio de esta joven era crucial: por tradición familiar, el primer candidato fue siempre Leopoldo I (1640- 1705), emperador del Sacro Imperio Germánico tras la muerte de su padre y de su hermano mayor, y, además, tío de la Infanta, pues era el hermano de la reina Mariana de Austria; el hecho de que la niña tuviera, desde bien joven, a la esposa del embajador alemán como preceptora, para aprender el idioma, atestigua este hecho.

Pero Felipe IV dilató la decisión de la boda de su hija hasta que esta contó cerca de catorce años, por diversas razones, siendo dos los más importantes: el dinero de los esponsales (los Habsburgo españoles estaban prácticamente arruinados) y la posibilidad de casarla con Carlos II de Inglaterra, a fin de evitar el matrimonio de este con una de las portuguesas de la Casa de Branganza, con la que España se encontraba entonces en guerra. El rey español barajaba, además, la posibilidad de retrasar esta boda lo máximo posible, pues evitando su matrimonio, la Infanta no perdería sus derechos sucesorios y, hasta el nacimiento de su hermano Carlos (el futuro Carlos II), era considerada heredera universal. 

La cuestión sucesoria de Felipe IV fue un asunto candente: su primera hija, la Infanta María Teresa, había sido casada con su primo Luis XIV de Francia, perdiendo sus derechos sucesorios al hacerlo. Del primer matrimonio de Felipe IV nacerían siete hijos, pero cinco de ellos murieron siendo niños y sólo sobrevivió, finalmente, la Infanta. De su segundo matrimonio tuvo cinco hijos, pero tres de ellos murieron siendo bebés, y la mala salud del futuro Carlos II no auguraba nada bueno (aunque esto ya no lo vivió Felipe IV).

Al emperador Leopoldo I se le ofreció la mano de  su sobrina mayor, la Infanta María Teresa, pero tras la boda de esta con el rey de Francia (algo de lo que se enteró por los mentideros de la Corte, dicen) en aras de la necesaria paz entre España y Francia, presionó para poder casarse con su otra sobrina, Margarita. El hecho de que su hermana Mariana fuera reina de España y después regente del país quiso ser aprovechado por él y sus embajadores (la reina se rodeaba de damas e hijas de embajadores alemanes), aunque pronto se reveló que la reina no se iba a dejar dominar por la situación (y el testamento de Felipe IV no dejaba explícitamente dispuesto este matrimonio).


Margarita de Austria es casada finalmente por poderes y llega a Viena en diciembre de 1666; la recibe un espléndido ballet ecuestre, dos ostentosos palios en el patio central del palacio de Hofburg y una representación operística de tema mitológico. Parece ser que la afinidad entre la joven y su tío- esposo fue notoria, pues ambos compartían no sólo la fe católica, sino también el gusto por la música y el teatro. Los intereses de la joven emperatriz nunca fueron por el terreno político, pero sí tuvo claro desde el principio su misión: otorgar un heredero a la casa de Habsburgo alemana; su matrimonio había servido para unificar de nuevo a las dos ramas de la familia y asegurar la candidatura de Leopoldo I al trono español, en caso del fallecimiento de su débil hermano Carlos II. 

Su objetivo maternal le costó la vida: sus hijos, todos archiduques de Austria, murieron siendo niños: Fernando Wenceslao (1667-68), Juan Leopoldo (1670) y María Ana Antonio (1672), sólo sobreviviendo María Antonia (que sería la madre de José Fernando de Baviera, candidato al trono español en la agonía de su tío Carlos II). Margarita de Austria moriría en el parto de su hija María Ana, y su cuerpo reposa en Viena.